Más allá del Brexit I: Europa

He querido transformar un pequeño trabajo de universidad en, espero, un buen artículo sobre el Brexit. Hoy publico sobre qué podría pasar con Europa así como lo que nos ha llevado a esta situación, y la semana que viene, con España.


El papel del Reino Unido en la Unión Europea ha sido siempre un tira y afloja entre los países miembro y las islas. Esta compleja situación se ha palpado en numerosas ocasiones a lo largo de las últimas décadas en Europa, y ha sido fruto de la evolución cultural de la sociedad británica, siempre, en su mayoría, deseosa de “estar en Europa pero sin ella”, en un esfuerzo por mostrarse independiente política, social y económicamente de la Unión. Ejemplos como los continuos vetos franceses a la entrada de Reino Unido en la Comunidad Europea, la creación del cheque británico negociado por Thatcher en 1984, o la elección de mantener la libra esterlina a la vez que la moneda única, ayudan a entender esta realidad.

Tabla resumen donde se aprecia la importancia del comercio para Reino Unido. Fuente: diario Expansión.

Reino Unido es la 2º economía europea en términos de PIB, y siempre ha tratado de hacer valer su peso económico en las decisiones tomadas en la Unión. Como sabemos, Reino Unido tiene una situación especial en la UE. No forma parte de manera estricta del denominado espacio Schengen, comparte libra y euro a la vez y su participación en el presupuesto de la Unión tiene la excepción del cheque británico mencionado anteriormente. Para quien no sepa en qué consiste este cheque, debemos atender primero a como se forma el Presupuesto Europeo.

En primer lugar, cada país de la UE aporta, en media, un 1% de su Renta Nacional Bruta (RNB), esto es, la renta generada en cada país por todos sus factores productivos. En el caso concreto de Reino Unido, esto es un 0,72%, 18.209 millones de € (2015). En sentido contrario, cada país recibe una cierta cantidad de dinero mediante la Política Agraria Común, FEDER (fondos de cohesión) y otras transferencias. De este modo, a Gran Bretaña llegan de vuelta en torno a 7.500 millones de €, un 0.30% (2015) aproximadamente. Esto significa que el país tiene un déficit fiscal de unos 10.000 millones, un 0.42% de su RNB. ¿Qué ocurre entonces? En 1984, se pactó que en torno al 2/3 del déficit fiscal anual de Reino Unido se reintegraría directamente, para “reducir” su aportación y además, mantener en positivo el apoyo popular hacia el proyecto europeo. En definitiva, significa que la aportación inicial del 0.72% se queda reducida hasta llegar al 0.15% de la RNB (unos 3800 millones): un 0.30% queda reducido por recibir transferencias y otro 0.27% por el cheque. A pesar de este privilegio, Gran Bretaña es uno de los mayores aportadores de dinero en términos absolutos. Esta explicación ayuda a entender una consecuencia de la que hablaremos más adelante.

En cuanto a su participación comercial, el Reino Unido significa el 6% de los envíos y el 10% de las llegadas del comercio intracomunitario. En referencia comercio con terceros, RU significa el 12.9% de las exportaciones y el 15.2% de las importaciones.
Comercio Interior de la UE. Fuente: Eurostat.

Comercio de la UE con el exterior. RU, 2ª potencia.  Fuente: Eurostat.


A nivel de país, el comercio para su PIB es importancia clave, pues significa un 60% del total. Es también reseñable el dato de que el 60% de las exportaciones agrarias de RU van a parar hacia la UE, ya que fue el voto agrario-rural el que cambió el signo del referéndum el pasado 23 de junio de 2016. Por último, mencionar el papel relevante de Gran Bretaña en el sector financiero: la City de Londres, gran polo de atracción de inversión bursátil y empresarial, mantiene el 7% del empleo del país.

Consecuencias para Europa

Analizar las consecuencias económicas de un hecho que nunca ha sucedido consiste, en la práctica, casi en un ejercicio de adivinación más que de previsión. Quizá, la forma de ser más preciso es analizar, del modo más prudente posible, como podría verse afectada la situación contada con la información previa.

La Unión verá como un importante trozo de su economía se desgaja, dejando un vacío imposible de llenar del mismo modo. Perderán a un socio comercial (aunque no completamente ya que el comercio no será nulo), de tal importancia como la antes expuesta. Esto obliga, tanto a Europa como a RU, a mirar en busca de nuevos socios comerciales. RU podría reforzar en breve sus relaciones con EEUU, como se ha visto en las últimas semanas y que está quedando plasmado en las visitas mutuas de los líderes de ambos países, Theresa May y Donald Trump. Por su parte, Europa podría mirar también hacia EEUU, aunque esto es realmente difícil en la actualidad, pues el TTIP no tiene visos de firmarse en el medio plazo con la entrada del nuevo presidente, como si hay ocurrido con la firma del CETA con Canadá. También, desde una opinión personal, Europa, como conjunto, podría mirar hacia Rusia u Oriente.

En cuanto a las aportaciones británicas a Europa, se perderían aproximadamente, de forma directa, los 3.800 millones de € que de forma neta, aporta GB al presupuesto de la unión. Esto provocaría que, al no participar de las políticas europeas, el sector agrario podría llegar a quedar en seria desventaja frente al proteccionismo que se lleva a cabo en Europa, y que los países del sur, con gran importancia en lo agrario, ganaran ventaja competitiva.

Por otro lado, varios países de Europa, como Francia, Alemania y también España, que ya se han posicionado en este sentido, podrían reforzar su posición en el sector financiero atrayendo una parte de la City, si hubiera empresas que quisieran deslocalizarse. Esto podría evitar, en una parte, la posible pérdida de peso económico y político que significa la marcha de Reino Unido para la Unión. Del mismo modo, nuestra capital, Madrid, tiene ante sí una gran oportunidad para convertir la ciudad en un escaparate mundial.


Por último, y quizá lo más importante, el proyecto de integración europeo está seriamente amenazado. Ya hace unos días el presidente de la Comisión, Juncker, ha planteado varias alternativas Post-Brexit, entre las que se incluye dar marcha atrás a la integración del continente.

Es cierto que hacen falta profundos cambios, tanto políticos como democráticos y económicos de carácter estructural y de urgencia en la Unión para que esta se muestre como un proyecto sólido y de futuro, y frenar amenazas ya actuales como el Frente Nacional francés, la Alternativa por Alemania en el país germano y otros partidos políticos que desean deshacer el proyecto europeo en las elecciones de este 2017. Así, en futuros artículos hablaremos de que cambios deberían darse en la Unión, aunque quizá no quede demasiada Europa para entonces.

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