Europa en 2018

     Europa comienza un nuevo año cargado de declaraciones de intenciones y de proyectos que penden de un hilo. Europa avanza solo cuando Francia y Alemania quieren que avance. Esto es una realidad. 
        Aquellos proyectos como la creación del ministerio de finanzas europeo, el presupuesto común y la creación de un fondo de compensación a nivel comunitario (unión bancaria) comenzará a profundizarse cuando Alemania consiga a solucionar sus problemas en casa y se centre en el proyecto de Unión Europea con una mayor profundidad. 2018 será un año de crecimiento sostenido y menor de lo esperado, aunque en el territorio europeo es posible que existan factores que provoquen cierta inestabilidad en la Unión. Dichos factores se pueden traducir en las situaciones políticas de dos países pertenecientes tradicionalmente a la Unión como es el caso de Italia y de Reino Unido y su proceso de Brexit.


        Italia: A pesar de la vuelta de Matteo Renzi, durante el último trimestre del año se han sucedido los rumores de unas posibles elecciones anticipadas, aunque todo indica que se realizarán en febrero/marzo del 2018. La incertidumbre sobre el rescate de la banca italiana ha obstaculizado el crecimiento del país.  Italia ha tenido una tasa de crecimiento del 1.7% en 2017 (mayor del 1,5% estimada); esta tasa presenta similitudes con Reino Unido dentro del contexto del Brexit como se explicará más adelante.  Cabe destacar que el contexto del Brexit se caracteriza por incertidumbre política, un tímido crecimiento y una disminución de las inversiones por lo que una comparación del escenario político italiano con el británico solo puede aportar connotaciones negativas y pesimistas a las previsiones de los resultados en la política italiana. 


       Reino Unido: Los sorprendentes buenos datos posteriores al referéndum se han ido debilitando tras activarse el artículo 50 del tratado de Lisboa el cual ha dado por iniciado el plazo de dos años (prorrogables) que deberían terminar con un acuerdo entre ambas sobre los términos de salida de Reino Unido de la UE. En los últimos meses del 2017 y el inicio del 2018, el panorama político actual de Reino Unido se caracteriza por una Theresa May debilitada tanto a nivel externo en popularidad como a nivel interno dentro de su propio partido.
A día de hoy persisten en el panorama político británico las dudas sobre sus capacidades como Premier por parte de sus parlamentarios, llegando en algunos casos a intentar aunar apoyos para forzar su destitución.
       A pesar de las seis rondas de negociaciones en las que el Brexit era el tema principal la Unión Europea saca pocas conclusiones y avances al respecto. En Diciembre del 2017 se llegaba a un supuesto principio de acuerdo con respecto a algunos puntos principales a tratar: la factura europea y las fronteras con Irlanda. Jean Claude Juncker, Presidente de la CE,  y Theresa May, dieron una rueda de prensa hablando acerca de los avances realizados los cuales posibilitarían la segunda fase en las negociaciones del Brexit.
       Reino Unido cerró 2017 con un incremento del PIB de tan sólo 1.7% (menor del 1,9% estimado) La inflación, en una economía netamente importadora, se ha disparado hasta superar el 3.0% con unas fuertes subidas de precios en el sector de la alimentación y el textil. Esto conlleva a una disminución en el poder adquisitivo del consumidor medio británico. Positivamente, Reino Unido hace balance del año 2017 con niveles bajos de desempleo (4.3%) pero con los salarios creciendo a tan solo un 2.1%. Los británicos por tanto sufrirán los efectos del Brexit en el año 2018 a través de una pérdida en el poder adquisitivo que desde febrero del 2017 hasta final de año disminuyó un 1%.

     España: La economía española ha tenido un crecimiento estimado del PIB del 3% según los estudios proporcionados por la OECD (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). A pesar de este dato positivo, la previsión de crecimiento del PIB español en el año 2018 será de un 2,4%.  Tras estos datos, el desempleo español sigue teniendo niveles preocupantes puesto que la estimación de tasa del paro para el año 2017 fue del 17,6% mientras que la previsión para el año 2018 es del 15,9%. Este indicador nos indica que España todavía tiene problemas serios con lo que respecta al desempleo. ¿Por qué? La respuesta es sencilla. España se caracteriza por la rigidez salarial por lo que los niveles de desaceleración económica en el caso español se solucionan reduciendo el coste del capital humano, o lo que es lo mismo, no reduzco salarios, sino que engroso las listas de los desempleados que acuden al INEM (Instituto Nacional de Empleo).  Las conclusiones que sacamos acerca del plano económico de la sociedad española de cara al pasado 2017 y en el porvenir del 2018 se resume en una reducción en el poder adquisitivo y una necesidad de cambio en las políticas de flexibilización laboral para luchar contra las políticas vigentes de despidos en casos de posibles desaceleraciones económicas.
        En concreto, la Comisión Europea pronostica que el Producto Interior Bruto crecerá un 3,1% en 2017, frente a la previsión de un 2,8% de primavera, y avanzará un 2,5% en 2018, por encima del 2,4% que auguraba antes. Para 2019, la estimación es del 2,1%.
"Los indicadores (...) disponibles apuntan a que el ritmo de crecimiento se está suavizando en el segundo semestre del año", señaló la Comisión en su informe de otoño, en el que recordó que la economía española creció un "sólido" 0,9% en el segundo trimestre respecto al primero.
        La institución dijo que, si bien por el momento la reacción en los mercados a la crisis política que ha generado el desafío soberanista de Cataluña ha sido contenida, existe el riesgo de que los próximos acontecimientos --como las elecciones autonómicas del 21 de diciembre-- puedan afectar a la expansión económica, aunque dijo que en este momento no puede cuantificarse dicho impacto. En el lado contrario, sin embargo, el crecimiento podría verse favorecido por una contribución mayor de la prevista de las exportaciones netas.
       En cuanto al mercado laboral, la Comisión espera un crecimiento del empleo del 2,7% en 2017, del 2,1% en 2018 y del 1,6% en 2019, que permitirá reducir la tasa de paro al 17,4% en 2017, al 15,6% en 2018 y al 14,3% un año después.
La Comisión auguró que España cerrará el presente ejercicio con una tasa de inflación media del 2%, en línea con el objetivo del Banco Central Europeo, aunque posteriormente espera una desaceleración hasta el 1,4% en 2018 y el 1,5% en 2019, tal como pronosticaba en primavera.
Respecto al déficit público, la Comisión Europea cree que se situará en el 3,1% del PIB en 2017 y en el 2,4% del PIB un año después, frente a la estimación de un 3,2% y un 2,6%, respectivamente, de primavera. 

Perspectivas 2018
       La evolución de Reino Unido continúa estando muy ligado al evento del Brexit. A pesar de las conclusiones obtenidas a partir de las últimas reuniones del 2017, el clima político sigue lleno de incertidumbre. Todos sabemos que la incertidumbre es lo que peor asimilan los mercados y su prolongación solo indica la posibilidad de tener efectos más negativos a futuro.
      En lo que respecta a la inflación, Según las previsiones del propio Banco Central Europeo la inflación no llegará al deseado 2.0%  hasta más allá del año 2020 y en este caso los factores que generarán inflación vendrán de la mano de componentes  no relacionados con la mejora en poder de compra de la población sino en la reducción de la misma. Adicionalmente, la inflación derivada de factores relacionados con la inflación de servicios y salarios alcanza niveles del 1.0%.
       Por otra parte, el Banco Central Europeo continúa creyendo que, gracias a la tenue mejora del desempleo y la reducción de la brecha de producción, se produzcan correcciones a través de la herramienta salarial. A pesar de ello, cabe destacar el hecho de que el Euro se ha estado apreciando lo que reduce la competitividad salarial; y, por otra parte, Alemania, con niveles próximos al pleno empleo, está optando por modelos de contrato mucho más flexibles antes de emplear mejoras salariales monetarias.

En lo que respecta a la política monetaria, a pesar de la débil inflación, el crecimiento será uno de los motivos por los que el Banco Central Europeo continuará con su famoso programa de compras o también llamado “Quantitative Easing”. 

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