El milagro portugués

Portugal suele ser para España ese hermano pequeño del que siempre tenemos cierto cachondeo: son más pequeños en territorio y población, llegó a estar dentro de nuestras propias fronteras y en cierto modo, hemos tenido casi siempre un mejor nivel de vida que allí. Pero a veces, el hermano pequeño cierra la boca al mayor.
En el año 2009, justo al inicio de la crisis, y como en España, ganó las elecciones un socialista, José Sócrates, que vino a revalidar el gobierno que ya tenía. No obstante, y como a gran parte de la izquierda, la Gran Recesión de lo llevó por delante. Portugal era un país con grandes desequilibrios económicos y aunque el Gobierno de Sócrates trató de reducir los riesgos y consecuencias de la crisis, no funcionó: bajó gastos sociales y militares, llevo a cabo privatizaciones y ventas de acciones en empresas que pertenecían al Estado y redujo la indemnización por despido a 20 días. Todo ello quedó contemplado en 4 Programas de Estabilidad y Crecimiento (PEC), pero solo pudo aprobar 3. En el último, la oposición al completo se volvió en contra y a Sócrates no le quedó más remedio que dimitir, yendo de nuevo a urnas el pueblo portugués, que ya venía con cierto cansancio.

De este modo llegó al gobierno Pedro Passos Coelho, del ala conservadora portuguesa (Partido Socialdemócrata), apoyado en su habitual socio, el Centro Democrático Social-Partido Popular (CDS-PP). Se encontró con graves problemas a su llegada: un rescate de 78.000 mill. De € pedido por su predecesor, una economía recién entrada en recesión (en 2011, -1.8% del PIB), y con un déficit, al igual que España, desbocado.
Así que Passos Coelho tenía que reaccionar, y como alumno obligado de la Troika, se puso a trabajar rápidamente para conten
tar a sus examinadores: redujo las pensiones un 8%, congeló de nuevo o fraccionó las pagas a los funcionarios, disminuyó la indemnización por despido a los 12 días, privatizó Galp, EDP, Portugal Telecom y los mayores astilleros del país (entre otras empresas). Por supuesto, también aumentó todos los impuestos, aumentó los precios de la sanidad pública y también suspendió las jubilaciones anticipadas. Todo esto le colocó entre los alumnos más aventajados de los seguidores del liberalismo y austericio europeo. Bueno, M. Rajoy le seguía ganando, aunque al menos Portugal se acercaba a cumplir con los objetivos de déficit.

Efectivamente, las medidas terminaron teniendo cierto efecto, pero antes, se pusieron muy difíciles: durante el mandato de Coelho, el paro general aumentó hasta el récord histórico del 16.9%, el juvenil hasta el 40% y los costes de la deuda se dispararon hasta límites insospechados, llegando a ser bono basura desde 2011. Por supuesto, la población se empobreció, aunque nunca se fueron de las calles: 2 huelgas generales en 3 años; el pueblo portugués decía no a la austeridad. Es a mediados de 2013 cuando levemente, el paro desciende, el déficit se corrige al gusto de Europa y empieza a producirse cierto crecimiento económico, que sería real ya en 2014. De este modo, en 2016 el paro bajaría hasta el 11.6%.

Pero el pueblo portugués no se había resignado, y en las elecciones de ese mismo año, el votó cambió. En efecto, el partido más votado fue el centroderecha, pero, los partidos de izquierda podían aliarse y formar un Gobierno. ¿La historia nos suena verdad? Y resulta que aquí si lo lograron.
El acuerdo que anunciaban los 4 partidos de izquierda (P. Socialista, Bloque de Izquierda, P. Comunista y Verdes), que el 9 de noviembre de 2015 para llevar al socialista Antonio Costa a la presidencia fue tildado como “Gobierno de la Geringonça” (Chapuza). Llovieron las críticas y las previsiones de gobierno fallido, irresponsable y radical, amén de inútil. Aquí en España a lo que podría haber ocurrido con PSOE + UP y demás fue llamado “Frankenstein… con bastante poca imaginación desde luego. Y a los días ya estaban trabajando en numerosos cambios legislativos.

LAS MEDIDAS
Efectivamente, el cambio era posible: terminar con el austericidio. Las medidas aplicadas a lo largo de estos 2 años son muy numerosas (muchas de ellas fruto de la negociación, no venían en el programa del PS), pero merece la pena mencionarlas, por todo lo que han supuesto: vuelta a la jornada de 35h/sem. para todo el funcionariado, impuesto por patrimonio de viviendas de más de 500.000€ de valor, finalización de conciertos a colegios privados allá donde ya hubiera uno privado, siendo además gratuitos los libros para toda la Educación Primaria
Pero hay más: subida del 25% del SMI en toda la legislatura, que pasará de 557€ a 696€, bajada de todas las tasas universitarias con aumento de becas al mismo tiempo, plan específico contra la pobreza energética, paralización de privatizaciones y recuperación de algunas ya realizadas. 
, que me dejo para el final. La primera por su efecto: reducción del IVA de la restauración del 23% al 13%, que creó 28.000 empleos solo de forma directa. Y la segunda, por la actitud: eliminación total de tasas judiciales para las mujeres víctimas de violencia de género. Un gobierno feminista.

LOS EFECTOS
Los efectos en tan solo 2 años de “pacto imposible” han sido notables. En una Europa donde los ultranacionalismos de Le Pen, Liga Norte, V. Orban, Amanecer Dorado, AfD, etc., campan a sus anchas y crecen en intención de voto, y  al tiempo que políticos como Macron, May, Rivera y otros liberales proponen seguir reduciendo el tamaño de nuestros Estados de Bienestar, Portugal se muestra como el mejor símbolo actual de la resistencia de la socialdemocracia.

Desde la llegada al Gobierno (nov. 2015) de la izquierda a Portugal, ha cumplido los 2 objetivos
de déficit para 2016 y 2017. El de España, sin embargo, sigue fuera de control.

El paro ha disminuido del 13% al 9% (la mejor tasa en 10 años), su ritmo de crecimiento se asoma al 3% del PIB y en materia de déficit es el mejor alumno del Sur, superando considerablemente los límites impuestos por Bruselas. Todo con políticas públicas pactadas y consensuadas por la izquierda, unida en vez de dividida, cuyo líder económico ha sido apodado nada menos que el “Cristiano Ronaldo de las finanzas”, el ministro de Finanzas Mario Centeno.
No obstante, se deben mencionar 2 puntos negativos: el primero sobre la deuda, que, aunque no ha aumentado y la calificación portuguesa ya no se considera bono basura, se resiste a bajar del 130% del PIB, el lugar donde se la encontró el nuevo Gobierno; y la gestión de los incendios, que en el pasado verano se cobraron más de 100 víctimas, provocando la dimisión de la ministra de Medio Ambiente.


Así con todo, tenemos un hermano ni tan pequeño ni tan bobo donde la izquierda es capaz de ponerse de acuerdo, demostrando que las medidas austericidas no son la receta ni para mejorar la economía del país ni de la ciudadanía. Un país en el que sus gobernantes si son capaces de pronunciar la palabra “dimito”, y del que tanto detractores como defensores están de acuerdo en algo: la autoestima nacional ha mejorado. Antes se plegaban ante Europa; ahora negocian con ellos. Aquí, sin embargo cada año se reducen más las partidas para dependencia y violencia de género, mientras se prepara el terreno para un recorte de sanidad, educación y pensiones de tal magnitud que, lo visto hasta ahora, parecerá un inocente juego de niños.
La negociación sería mucho más productiva si en España ocurriese lo mismo, pero, a día de hoy, algunos sectores de la izquierda buscan el conflicto en vez de la unión de diferencias.
Así que, aprendamos de nuestro hermano menor: ¿acaso no nos parece un milagro unir a la izquierda y reflotar un país?

Comentarios

  1. Creo que para poder hablar de fin del austericidio, decir que en el Portugal del pacto de perdedores las cosas van mucho mejor que en España aplicando otras políticas diferentes a las del malvado Rajoy; habría que hacer un análisis mucho más profundo y enumerando muchísimas más medidas que cuatro cambios cosméticos como los que enumeras. La realidad es muy diferente a la que nos venden los medios. Te dejo un análisis bastante más profundo de Juan Ramón Rallo desmintiendo el mito creado: https://blogs.elconfidencial.com/economia/laissez-faire/2017-06-05/mito-milagro-economico-izquierdas-portugal_1393663/

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